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Investigaciones de terapias hormonales

Las terapias de reemplazo hormonal comenzaron en los años 60 y luego se hicieron muy populares en los años 90. Los primeros estudios clínicos de las terapias de reemplazo hormonal comenzaron a finales de los 90. En 1998, el Women’s Health Initiative (WHI) comenzó el estudio más grande para evaluar los efectos de las terapias de reemplazo hormonal en las condiciones más comunes en las mujeres durante la postmenopausia, los cuales eran las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la osteoporosis.

 

En el 2002  se anunciaron los primeros resultados de este estudio en los que se establecía que las terapias de reemplazo hormonal producían más daños que beneficios a la salud, o sea que era peor el remedio que la enfermedad. Estos resultados negativos se propagaron muy eficientemente por los medios de comunicación lo que causó un pánico generalizado e hizo que se discontinuaran dramáticamente los tratamientos de reemplazo hormonal. De hechos, esto creó nuevos lineamientos de su prescripción y recomendación por los doctores tratantes.

 

Años más tarde se hizo una revisión de los análisis realizados por este estudio del Women’s Health Initiative (WHI), en la que se determinó que el estudio y los resultados habían sido diseñados con una metodología errónea. Uno de los factores fue que la mayoría de las mujeres que fueron parte del estudio habían tenido su última regla más de una década atrás, o sea que tenían un promedio de 63 años y algunas de ellas llegaban a los 79 años de edad. Sumado a esto, los resultados no fueron divididos por edad.

 

Otro factor que fue determinante es el tipo de hormonas que fueron utilizadas. Se utilizó un tipo de estrógeno sintético derivado del orine de yeguas preñadas (Premarin). También se utilizó Progestin, el cual es una progesterona artificial que no tiene comparación química con la progesterona natural o bio-idéntica.

 

Enfermedades cardiovasculares

El seguimiento del estudio del WHI combinado con nuevas investigaciones mostró que el uso de las terapias de reemplazo hormonal en mujeres más jóvenes que las del estudio (50-59 años) o en temprana postmenopausia (dentro de los primeros diez años desde la menopausia), que estos tratamientos tenían efectos beneficiosos en el sistema cardiovascular, reduciendo las enfermedades coronarias y cualquier muerte derivada de éstas.

 

Más adelante otro estudio hecho en Dinamarca (2012) mostró que las mujeres saludables tomando las TRH por diez años inmediatamente después de la menopausia redujo el riesgo de enfermedades del corazón y muerte por las mismas razones. Desafortunadamente esos resultados no tuvieron la cobertura amplia por los medios de comunicación y el miedo de los TRH han persistido.

 

La incidencia de eventos cardiovasculares se incrementan en mujeres en la postmenopausia, especialmente en las que tienen severos síntomas vasomotores (calores y sudores nocturnos) comparados con las que no tienen síntomas. También agrega que mientras se traten lo más temprano posible. En el estudio del WHI porque las TRH fue administrada a mujeres que no tenían síntomas vasomotores y que ya habían pasado más de una década desde su menopausia.

 

Cáncer de mama

El estudio del WHI reportó un aumento del riesgo de cáncer de mama en las mujeres tratadas con una combinación de estrógeno y progesterona sintética. Y que la incidencia de cáncer era menor en las mujeres que sólo le administraron estrógeno. Una conclusión que fue incorrecta  porque no especificaba si los tumores eran nuevos o si estaban “ocultos”, o sea ya existentes, pero latentes antes de que se comenzara la terapia. De hecho, las nuevas tendencias de las investigaciones posteriores establecen que los estrógenos pude haber tenido un efecto no carcinogénico y que de hecho es más alto con la terapia combinada de estrógenos y progesterona.

 

Cáncer del endometrio 

El uso de estrógenos solamente ha sido asociado con el cáncer del endometrio (útero), entonces los lineamientos han indicado que en mujeres con útero, las terapias con estrógeno debe ser prescrito con progesterona. Sin embargo, hasta ahora sólo se recomienda por un término de diez años. Todavía hay que esperar a ver los resultados de estudios que están todavía en proceso para determinar si son seguros por períodos más extensos.

 

Osteoporosis

La osteoporosis es una consecuencia del declive de estrógenos en la cual la inflamación juega un rol multifactorial. Algunos estudios han mostrado unánimemente que cualquier tipo de TRH es capaz de reducir el desgaste de los huesos e incrementa la densidad ósea. En otras palabras, las TRH disminuye el riesgo de fracturas. De hecho el estudio del WHI mostró el beneficio de las TRH, reduciendo la incidencia de fracturas en un 34%. También se han hecho otros estudios con terapias alternativas para prevenir la osteoporosis y ninguno ha sido tan eficiente como el TRH.

Otros estudios que han reportado beneficios de las terapias hormonales

Early versus Late Intervention with Estradiol - ELITE (2004-2013), con 643 participantes.

Kronos Early Estrogen Prevention Study - KEEPS (2005-2012) con 728 participantes.

Danish Osteoporosis Prevention Study - DOPS (1990-2003) con 200 participantes.

 

Recomendaciones actualizadas del North American Menopause Society-NAMS

Más recientemente, en el 2022, “The North American Menopause Society-NAMS, hizo una actualización de su posición acerca de los tratamientos de reemplazo hormonal.  En su reporte dice que los tratamientos de reemplazo hormonal son todavía los tratamientos más efectivos para los síntomas vasomotores (calores y sudoraciones nocturnas), y los síndromes genito-urinarios entre ellos la atrofia vaginal. También han mostrado que son beneficiosos para prevenir pérdida de densidad ósea (osteoporosis) que son la causa más evidente de fracturas.

 

También acota que los riesgos de las terapias hormonales dependen de su tipo, dosis, duración del tratamiento, manera de administración, edad en la que se comienzan, y si se usa algún tipo de progesterona. Ellos también recomiendan que el uso debe ser individualizado utilizando la mejor evidencia disponible para maximizar sus efectos y minimizar los riesgos, con una evaluación periódica para determinar si la continuación de estos es recomendada.

 

En cuanto a la edad de iniciar los tratamientos, recomienda que sea en mujeres más jóvenes de 60  años o quienes están entre los primeros 10 años e la menopausia y no tienen contraindicaciones. Para mujeres mayores de 60 años, es menos favorable porque ya se pueden haber desarrollado condiciones cardiovasculares en el período entre la menopausia y la edad actual. Entre los riesgos se incluyen enfermedades coronarias, embolia, apoplejia (ataque cerebral), y demencia. 

 

La extensión de estas terapias pasados los 10 años de tratamiento inicial deben ser solo para personas con persistentes síntomas vasomotores (calores y sudoraciones nocturnas), en el caso de los problemas genitourinarios, una dosis baja de estrógeno aplicado de manera local son recomendados.

Conclusión

Desafortunadamente, las terapias de reemplazo hormonal fueron paradas abruptamente por la publicación de la investigación del WHI, la cual fue diseñada, evaluada y reportada erróneamente. El daño que esto ha hecho a la salud de muchas mujeres es incontable, no sólo porque desde ese entonces, sino porque se le ha negado esta alternativa a millones de personas haciéndolas pasar por los inconvenientes de todos los síntomas relacionados con este proceso biológico, sino también causando condiciones y enfermedades que pudieron haber sido prevenidas si los TRH hubiesen estado disponibles para ellas.

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