La incontinencia es algo de lo que no se habla mucho por sentimientos de vergüenza. Todas hemos visto con horror los comerciales que promueven compresas tipo pañal para las personas que sufren de esta condición y definitivamente no queremos ser una de ellas. La buena noticia es que no todas las personas que tienen “accidentes” o eventos de escape de orina involuntaria tienen que ir al extremo de usar pañales. Lo que sí es importante es evaluarse por una uróloga/ginecóloga para saber exactamente cuál es la causa. Posteriormente, teniendo un diagnóstico en mano, tu doctora te puede presentar varias opciones para tratar la incontinencia.

 

Las opciones pueden comprender medicamentos o fisioterapia, o una combinación de ambos. Yo preferí acudir a la fisioterapia y me fue muy bien. Tuve la suerte de contar con una fisioterapeuta muy buena que me enseñó estrategias sencillas y efectivas para evitar los “accidentes” relacionados a la incontinencia. Estas estrategias tienen dos componentes básicos: uno es el aspecto físico mediante ejercicios que fortalecen el suelo pélvico, el otro es conductual e incluye técnicas de que demoran la urgencia de orinar inmediatamente.

 

Si no te es posible tener acceso a consultas privadas, ya sea por que no hay ninguna fisioterapeuta de suelo pélvico donde vives, o se te hace muy costoso, busca quien está ofreciendo talleres en grupo, ya sean presenciales, o en línea. Luego de haber aprendido los conocimientos básicos, puedes crearte tu propia rutina para evitar o minimizar los episodios de incontinencia.